Una ricachona iba a misa con su perro y le dice el cura:
- ¡Perdone, señora!... Pero, con el perro, no puede entrar en la iglesia...
- ¡Vaya!... Ahora no podré dar mi limosna de doce mil euros.
- ¡Espere, espere! Se me olvidaba decirle que, si el perro es católico... ¡Entonces, SÍ!
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