Un oropesino le confiesa a su mejor amigo:
- ¿Qué haría para matar a mi mujer, pareciendo un accidente?
- ¡Sexo y sexo de madrugada y por la mañana, un polvo al
mediodía, dos o tres por la tarde y varios por la noche!
- ¿Crees que, sólo con eso, ya se morirá?
- ¡No hay quien lo aguante, más de un mes, hombre!
Al mes siguiente, se encuentran y el del consejo le pregunta:
- ¿Qué?... ¿Hiciste, ya, lo que te dije, con tu mujer?
- ¿No ves mis ojeras? ¡Estoy hecho polvo! ¡No puedo más!
- ¿Y, a ella, qué le pasó?
- Ella está más alegre que unas castañuelas...
¡Si supiera que, pronto, la va a palmar!
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