Un oropesino entró en el cuarto de su hijo y, enfadado por el desorden, gritó:
- ¡Recoge todos estos juguetes y trastos, ahora mismo!
El niño se le quedó mirando fijamente y, con ocurrencia, le contestó:
- ¡Tú no mandas!... ¡En casa, manda Mamá!... ¿Vale?
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